El Diario el Mundo, en su edición digital, recoge que el ministro de Educación, José Ignacio Wert, flexibilizará el sistema universitario hasta el punto de dejar en manos de los campus la duración de las carreras. Los rectores podrán decidir si imparten, como hasta ahora, grados de cuatro años y másteres de uno, o si optan por grados de tres años y másteres de dos, como hace la mayoría de los países europeos.
Así se establece en un borrador de real decreto, que, amparándose en el principio de autonomía universitaria del que habla el artículo 27 de la Constitución, establece tres cosas. La primera es que, en el caso de los grados, «los planes de estudios tendrán entre 180 y 240 créditos» (es decir, durarán entre tres y cuatro años). La segunda, que cuando se trate de títulos oficiales españoles que habiliten para el ejercicio de actividades profesionales reguladas, los planes de estudios «deberán tener 240 créditos» (es decir, ser de cuatro años). Y la tercera, que para hacer el doctorado habrá que tener el título de grado y de máster y superar, «al menos, 300 créditos» (es decir, haber aprobado un mínimo de cinco cursos). Todo lo que sea concretar más esta horquilla dependerá de lo que quieran hacer las universidades.
Los rectores están en contra de este modelo porque lo consideran «muy confuso», sobre todo porque ahora están empezando a salir las primeras promociones con grados de cuatro años, las que surgieron para adaptar la universidad española al Espacio Europeo de Educación Superior. Antes del Proceso de Bolonia, las carreras en nuestro país duraban cinco años.
«Un nuevo cambio de modelo, cuando el actual no está desarrollado plenamente, sin un cambio global de las políticas universitarias y un amplio consenso académico y político que lo sustente, tiene significativos costes sociales, académicos, legal-administrativos y, además, puede tener una incidencia negativa en las plantillas del profesorado», advierte en un informe la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (Crue).
El decreto, por contra, recuerda que el sistema actual (el llamado 4 +1), con grados de al menos 240 créditos y másteres de 60 créditos, «dificulta la internacionalización» de los estudiantes españoles y que su propósito es «homogeneizar» la duración de los estudios españoles con los de Europa, que prefiere el conocido como 3 + 2: grados de 180 créditos y másteres de 120 créditos.El Mundo newspaper, in its digital edition, publishes that the Ministry of Education, Jose
Ignacio Wert, will increase flexibility of the university system to the point of leaving up to
every university the duration of degrees. University chancellors or rectors will be able to
decide if they offer four year degrees and one year masters degrees, or three year degrees and two years masters degrees, as most of European countries do.
This idea has been included at a Royal Decree draft, which is protected by the university
autonomy principle included at the 27 article of the Constitution, establishes three things.
Firstly, grades will have a ‘study plan including between 180 and 240 credit units’ (that is,
they will last between three and four years). Secondly, when speaking about official
Spanish degrees allowing the exercise of professional regulated activities, the study plans
‘will have to include 240 credit units’ (that is to say, they will have a four-year duration).
Thirdly, to be able to study a doctorate, a grade and a master are required and one must
have, ‘at least 300 credit units’ (that is, passing at least five courses is required). The rest
is left to the universities to decide.
University chancellors or rectors are against this model because they find it ‘really
confusing’, especially because only now the first promotions of four-year degrees are
finishing their degree. Such four-year degrees arose as a need to adapt Spanish university
system to the European Space of Higher Education. Previous to the Bologne Declaration,
degrees in Spain had a five-year duration.
As warned at a report from the Rectors Conference of Spanish University (Crue): ‘a new
change in the system, when the current one still is not totally developed, without a global
change of university policies and a wide academic and political consensus supporting it,
brings along significant social, academic and legal-administrative costs. Besides, it can
have a negative repercussion on the number of employed teachers.’
On the contrary, the Decree reminds that the current system (the so-called 4+1), with
degrees of at least 240 credit units and masters of 60 credit units complicates
‘internationalization’ of Spanish students and its purpose is to ‘homogenize’ the duration of
Spanish studies to the European ones, where the so-called 3+2 is preferred: 180 credit unit degrees and 120 credit unit masters degrees.
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